
Mirabas fijo mis ojos como si verte quisieras
en el reflejo pintada brillándome en las pupilas,
dejándome allí al desnudo como si mi aliento fuera
tan sólo un antojo tuyo por atribución divina.
Y así de a poco mi guardia bajaba sin más defensa,
y victimaste mis dudas mientras tomaba tu mano,
saciaste mis ojos tristes al sentenciarme tu esencia
en lo profundo de un beso tras susurrarme un te amo.
Princesa que de sonrisas me pintas el firmamento…
que me has devuelto la vida hasta hace poco marchita,
mojaste con tus entrañas las ansias de mis desiertos…
y me bordaste tu nombre con tu pureza infinita.















GRACIAS
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces,
y viven en tu vida mis infinitos sueños.


















No hay comentarios:
Publicar un comentario