
Ahuyento el bullicio que carcome mi soledad,
en los días grises de mi desesperación,
el viento gime, tiembla en la oscuridad
mientras una ráfaga de recuerdos
acribilla las palabras mudas de mi silencio.
No hay espacio en el pensamiento
para albergar la moribunda realidad,
no existe el tiempo en las caricias frías
y la muerte huye de la tumbas vacías
de mi eterno desvelo.
Vació, eterno y negro abismo mío
tú que habitas mis sentidos
que juegas con mi melancolía
te regalo un viaje sin regreso
hasta el húmedo nacimiento
de mis lágrimas, hasta el despertar
de mis pasiones vanas, te esperara
la luna oscura, te ocultara en su noche
y te amara sin dudas, por siempre
y sin reproches.















GRACIAS
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces,
y viven en tu vida mis infinitos sueños.


















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