

Señora, Amor es violento,
y cuando nos transfigura nos enciende el pensamiento la locura.
No pidas paz a mis brazos que a los tuyos tienen presos:
son de guerra mis abrazos y son de incendio mis besos;
y sería vano intento el tornar mi mente obscura
si me enciende el pensamiento la locura.
Clara está la mente mía de llamas de amor, señora,
como la tienda del día o el palacio de la aurora.
Y el perfume de tu ungüento te persigue mi ventura,
y me enciende el pensamiento la locura.
Mi gozo tu paladar rico panal conceptúa,
como en el santo Cantar: Mel et lac sub lingua tua.
La delicia de tu aliento en tan fino vaso apura,
y me enciende el pensamiento la locura.















GRACIAS
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces,
y viven en tu vida mis infinitos sueños.


















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