
Nuestros ojos se encontraron
y el poder de tu mirada
no sucumbió la mía.
El magnetismo de tu encanto
me envolvió
en el erotismo de tu mundo.
Esa noche
Príncipe de la oscuridad
se unieron nuestros deseos
en el roce de nuestras manos.
Palpita vivamente
esa mordida fatal
que me ha convertido
en criatura nocturna
y esclava de tus deseos.















GRACIAS
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces,
y viven en tu vida mis infinitos sueños.


















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