jueves, 19 de agosto de 2010
Prometí, al hallar felicidad en tus brazos
olvidarme de hacer poemas tristes.
Hoy las margaritas y petunias llenan
el jardín de mi pecho.
Las rosas blancas y los tulipanes instan,
recluidas con cadenas de juramento
reventar la represa que contiene lamento.
Amor Eterno… Eterno amor… ¿Existe?
Pero sólo en los corazones sinceros,
como este, que sabiéndote ajena suplica
y espera en total silencio.
¡Amor Eterno…hasta que el dinero lo deshonre!
Como mancillado…quedaron tus juramentos
Como de valor intrínseco…perecieron.
Caminé tanto en el desierto, inquiriendo
el valor que para ellos tiene el rocío.
Busqué sombra en las dunas de arena
que burlonas confirmaron mi candidez
Te prodigué de cariños y mimos que nuca tuviste
¿Qué pena? Inundaron tu pequeño cielo.
y juzgaste con criterio mezquino.
Prometí no hacer más poemas tristes,
pero la esponja mojada del alma obliga
Sin embargo mira, saco enseñanza de ello:
Que el Amor Eterno, sólo es eterno en los pobres
cuya riqueza de sentimientos es infinita
Que el Amor es eterno, sólo cuando es límpido,
sincero, altruista y odia el egoísmo.
También saco alegrías de este mar de afrentas:
Que si perdí esperanzas contigo,
no así de las personas que me rodean
de quienes confío me quieran
como siempre lo hicieron… ¡Lo se!
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