
Ya no creo en tus promesas,
en palabras vanas sin elocuencia,
ya no intento realizar más proezas
y terminar con toda esta indiferencia.
Ya no creo en tus mentiras,
tus engaños y todas esas fantasías
que me dices cada vez que tu suspiras,
solo sirven como musa a mis poesías.
Ya no creo en ese verbo alucinante
que me embriaga y me atormenta,
con esa voz tan tierna y dominante
como rayo que surge en la tormenta.
Ya no quiero creer en tus palabras
dulces, tiernas, cariñosas,
es mejor que de plano ya te abras
y olvides tus palabras engañosas.
Ya no creo en tus promesas
todo eso solo es para tenerme,
tus mentiras hacen que me enferme
aún y con todas sus delicadezas.















GRACIAS
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces,
y viven en tu vida mis infinitos sueños.


















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