
Pasé por el nivel de tus pasiones,
me fuí siempre de tus manos vacías,
cruentas y a veces,
dulces...
Mis despertares no eran buenos contigo,
eran el comienzo del suplicio,
que uno busca,
de esa autodestrucción tan atrayente.
Te busqué donde no estabas,
no existías,
eras quimera,
ilusión,
espejismo maltratado.
Pero te quería,
mas cuando no estabas,
en el nivel de los recuerdos,
mejor te percibía...
Y revivía,
y moría una y mil veces por hacer que te fueras,
te extinguieras de mi alma,
que se acaba lentamente segandome de toda luz.
Siempre fuimos como fuimos,
nuestros pasos,
el pasado,
aquel cariño congelado.















GRACIAS
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces,
y viven en tu vida mis infinitos sueños.


















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