miércoles, 3 de noviembre de 2010
Ni un gesto traspasa la maleza de tu alma.
Ni un mínimo guiño me lanzas.
Es tu orgullo de niño el que ralla mi alma.
Se clava mi mirada en ti. ¡ Te escapas!
Corto la corteza y sangra un golfo.
¡Te marchas!
Ni siquiera me miras al pasar.
Yo, grapada a tu corazón y tú,
te balanceas
Vienes Te vas
Me cuesta creer que tengas tanto poder
para conseguir que muera
cuando el alba
rompe la espina el sol
y sola se queda mi alma.
Ella está bañada en tus ojos
Esos que reflejan un encanto especial.
¡Sólo vanidad!, quizá...
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